En los dos meses que mi papá estuvo hospitalizado, peleando contra el cáncer, hubo una frase que se repitió casi todos los días: “el amor es más fuerte”. Él la dijo cuando entró y quedó como una bandera de lucha y señal de esperanza frente a la adversidad. Pensé mucho en esa frase durante estos últimos meses, incluso un día la asocié a Colo-Colo y la Copa Libertadores, sin saber en la posición en que estaríamos a la mitad de la fase de grupos.
Pensé que, claro, el amor es más fuerte, por eso siempre volvemos a estar ahí. Por eso, a pesar de los años de malos resultados en la Copa, seguimos creyendo en cada nueva edición que “este es el año”. Por eso después de las burlas, los puteos, la pena, siempre va a haber una palabra de aliento, porque finalmente no se puede ser hincha de un equipo de fútbol sin ser un poco ingenuo, un poco soñador, un poco utópico. No se puede ser hincha de un club sin comenzar cada torneo creyendo que vamos a ser campeones y mirar cada clasificación a la Copa creyendo que este año la ganamos. Seria lindo mirar el mundial de clubes sin la íntima sensación de que ya vamos a estar ahí, pero el amor es más fuerte.
Es difícil ser hincha de un club de fútbol, desde el de barrio hasta el más poderoso, cada uno con sus aspiraciones y sueños. Se hace más difícil cuando ves que los 11 que entran a representar la camiseta que tanto quieres no se entregan, no la defienden. Se puede permitir perder -porque cuando crecemos, y conocemos mejor este juego, entendemos que se puede perder- pero no se puede permitir la desidia, la falta de corazón y alma. Lo de ayer fue todo eso. Pierdan, pero pierdan corriendo. Pierdan con vergüenza. Pierdan con el mismo dolor y la misma rabia que sentimos nosotros. Pierdan dejándolo todo y un poco más, que nadie les pueda reprochar nada. Todos, desde el DT hasta los jugadores, todos se quedaron quietos viendo cómo se metían a nuestra casa, abrían el refri, sacaban la bebida, nos pegaban un charchazo y se iban. Y ahí estábamos nosotros, quietos. Sin amor propio.
Ahora solo queda dar vuelta la página, otra vez, como tantas. Porque somos ingenuos. Porque nuestro amor es más fuerte y volveremos a estar, como siempre, porque el club nos necesita. Ahí vamos a estar. Mi papá. Nosotros. Todos.
Erick Zavala.