[COLUMNA · DESIREE CRUZ L.] Más de algún colocolino a lo largo de esta vida se ha topado con alguien que le diga «Olvídate un rato de Colo-Colo » o peor aún «Elige, Colo-Colo; o yo» ¡Qué situación más terrible! Para muchos de nosotros el pedirnos eso, es un imposible.
No sé muy bien por qué razón me puse a pensar en esta situación que estoy segura le ha pasado a más de algún colcolino.
Y sobre todo después de una derrota, a más de alguno le deben haber dicho con un tono algo cansado o tal vez burlón «Ya, olvidate de Colo-Colo» Frente a una mirada incrédula, lo más probable y en el más sano de los casos, es que el interlocutor que emitió la frase haya encontrado como respuesta a semejante sacrilegio; un desolador silencio.
Y es que el Cacique para muchos de nosotros (no todos, obviamente) es un pequeñito motor que te empuja, que te da ganas. Que, aunque a veces te de rabias y penas ; es parte de tu vida. Es irrisorio tratar de sacarlo. No. No se puede y punto.
Hace poco le decía a una amiga «es que a mí no me motiva escribir de otra cosa, si me piden escribir de otro club o de el fútbol en general; me cuesta. Mi motivación es Colo-Colo y muy poco más».
Y es que Colo-Colo es como un tictac dentro de mí que me obliga de linda manera a hacer trabajar mis neuronas y me hace levantar la pluma para escribir con el corazón. No me pidan escribir de otro club solo «porque me gusta el fútbol» No. Porque aunque suene total y absolutamente irracional yo soy fanática de Colo-Colo, no del fútbol.
Sé que hay gente que no nos entiende, que para ellos es incomprensible que un grupo de colocolinos se junte para hacer un medio o cualquier clase de grupo solo por amor al club, sin recibir nada a cambio.
¿Qué te da Colo-Colo a ti? Me han preguntado en más de una ocasión.
Alegría, catarsis, amistad, experiencias, reconocimiento, aprender a aceptar derrotas, familia, lucha… Todo eso y más me ha dado y me ha enseñado Colo-Colo.
Y es que es difícil alejarse del Cacique, lo digo con conocimiento de causa. Debo confesar que alguna vez lo hice; y no fue por semanas o meses, fueron años. Años en que me olvidé o quise olvidarme (por razones que no vienen al caso contar) de mi Colo-Colo, y no me lo perdono, jamás lo haré. Lo supe cuando la vida me entregó la oportunidad de volver a pisar el Monumental después de esa larga ausencia. Mis ojos llenos de lágrimas y un nudo de nostalgia en el pecho, me hicieron darme cuenta del error que había cometido y ahí en la Ruca me «abuené» con mi indio y le juré nunca más volver a dejarlo.
Es por eso que, me parece hasta casi gracioso que alguna gente trate de obligar a alguien a que deje de pensar en Colo-Colo, está bien, no es bueno tampoco caer en el fanatismo extremo; pero ¿Olvidarte del Indio para siempre? JAMÁS.
No concibo una familia, amigos o una pareja que me «aconseje» olvidarme de Colo-Colo, que me «aconseje» parar de escribir mis columnas de Colo-Colo, que me «aconseje» bajarle la «colocolinidad» a mi programa de radio. Pedirme eso es como decirme «Te aconsejo de que te dejes de respirar» o algo por el estilo.
Sé que la familia, la pareja y los amigos son importantes en la vida; y es por eso que, por lo menos para mí, son pilares fundamentales.
Pero también sé que Colo-Colo es importante en mi vida, es una herencia que recibí como el mejor regalo y es por eso que no puedo volver a abandonarlo jamás. Es mi herencia y por eso para mí es familia.
Colo-Colo para mí también es amistad porque gracias a él he conocido gente que realmente vale la pena.
Y si algún día llega a ser pareja, ¡Bienvenido sea! Sería lindo tener al lado a alguien que entendiera que el amor mutuo se puede compartir con mi Cacique adorado.
Entonces, a todos aquellos que nos «aconsejan» olvidarnos del Colo; los conmino a, de una vez por todas, dejar de hacerlo.
Porque de seguro las suyas serán palabras al viento, o terminarán en una discusión sin fin.
Para no pasar malos ratos es mejor que entiendan que, para nosotros, Colo-Colo es mucho más que un equipo de fútbol. Colo-Colo es mucho más que un partido el fin de semana. Colo-Colo es mucho más que un resultado en el marcador.
Colo-Colo no es algo externo, no es algo ajeno. Colo-Colo es un trocito nuestro, Colo-Colo es un trocito de vida que late ahí en el lado izquierdo de nuestro pecho.