Por Diego González, panelista del ColoCoLeit.
La ANFP tuvo la genial idea de programar el súperclasico 3 dias antes del partido internacional más importante del año de todo el fútbol chileno, contra Corinthians, por lo que estuvimos toda la semana debatiendo si debiamos priorizar la Copa o el partido contra las lechuzas, pero al momento de empezar el partido, los 40.000 que estabamos en el estadio, teníamos una sola consigna: seguir con la paternidad sobre la U.
El primer tiempo empezó con una correcta (?) plancha de Damián Pérez sobre Echeverría, que lo dejó con amarilla todo el partido, jugada que sería un simbolo de todo el encuentro: trabado, sin fluidez, con muchas faltas y con un arbitraje que no dejó jugar en muchas ocasiones en que la ley de la ventaja hubiese sido lo mejor.
A lo anterior se suma que en el primer tiempo Jorge Valdivia estuvo un poco bajo, para el enorme talento que siempre nos ha tenido acostumbrados y que Paredes y Barrios no tuvieron ni una sola pelota lo suficientemente limpia como para marcar diferencias.
El segundo tiempo la cosa mejoró bastante, pero los azules no querían arriesgarse y tenían bien tomadas las marcas en su fase defensiva.
El gran punto negro es la GB, que ya confundió el ser «bravo», jugando con la presión al rival y ser estúpidos y arriesgarnos a sanciones. No se confunda, no piense que estoy en contra de todo tipo de presión al rival, porque precisamente esa es la gracia de tener un estadio propio y que estemos en sudamerica, que siempre se ha caracterizado por un estilo de fútbol distinto y más recio al del viejo continente. «No es Europa esto», dijo una vez Agustín Orión y comparto plenamente. Sin embargo, hay una linea delgada entre «apretar al rival» y ser «violento», arriesgando al Estadio a sanciones, la integridad física del rival y hasta de nuestros propios jugadores. Ayer tiraron una bengala desde Arica, que pasó muy cerca de Claudio Baeza, que estaba al otro lado de la cancha. No soy quién para hacer un listado de cosas que son «apretar» y qué cruza la línea de la violencia, pero es importante que la GB no nos exponga a todos a sanciones, por querer correr el límite de esa delgada línea de la que hablo.
En el estadio, el ambiente era hermoso: cuando la tocaba el rival, bajaban incesantes chiflas y cuando uno de los nuestros la llevaba el apoyo era total. Así debiesen ser todos nuestros partidos.
Justo en la fila de abajo de donde yo estaba habia un grupo de amigos bromeando al principio del partido sobre quién haría el gol. «Hoy día se destapa Lucas.» «Nah, hoy otro más de Paredes.», replicaba otro. El tercero dijo «El Chaco, hermano. El Chaco hace el tercero al hilo. Jajajá.» Cual profeta, el amigo que andaba con la camiseta del año 2010, le achuntó y luego de un pivoteo de Lucas, palo y el Chaco embocó con el pecho. En el estadio quedó la duda del gol y los que estábamos en Oceano, nos giramos a la cabina radial preguntandole a los relatores si era lícito el gol, quienes se limitaron a encogerse de hombros o hacer gestos de «más o menos», pero al volver a la casa, se veía que el reclamo azul fue injustificado. La temporada de «Bullanto» se ha iniciado.
Sobre el final hubo otra «polémica» con un supuesto penal de Opazo. En el estadio pareció penal, pero al ver la repetición, tampoco hubo penal. A pesar de que el arbitraje no fue excelente, la victoria colocolina no fue justificada por el referí.
El juego de Colo-Colo no fue el mejor del semestre, pero fue más que suficiente para mantener la paternidad por otro año más. Lo de la U ya es para que sus hinchas no salgan más a la calle de la vergüenza.
Foto de colocolo.cl