Columnas Olrai

La familia y la construcción del nosotros

 

[Columna de Giru Serán, panelista Olrai]

 

El fútbol, bien lo sabemos, es más que un deporte. Es un lenguaje universal que trasciende fronteras, edades y diferencias. Es un espacio donde las emociones se multiplican, donde los colores de una camiseta pueden unir a miles de personas bajo un mismo sentimiento. Y cuando hablamos de Colo-Colo, hablamos de algo aún más profundo: hablamos de identidad, de historia y de comunidad.

Este año, el Club Social y Deportivo Colo-Colo cumple 100 años de vida, un siglo en el que no solo ha forjado una trayectoria deportiva llena de triunfos, sino que también ha tejido una red invisible que conecta a generaciones de chilenos. No importa si eres de Santiago, de Calama, de Arica o Magallanes; o incluso si estás más alla de la cordillera o el mar, eres parte de algo más grande. Eres parte de una familia.

Y probablemente fue la familia la que nos heredó esta pasión, en mi caso mi abuelo, hombre pobre y trabajador que nunca pudo ver un partido, pero que construyó su colocolinidad en base a los relatos de radios am, jugando clasicos eternos con mi madre y mis tíos tras una pelota improvisada.

Celebrar este centenario no es solo conmemorar los goles, los títulos o los momentos históricos en la cancha. Es reconocer aquello que nos hace vibrar juntos, aquello que nos une más allá de las diferencias. En un mundo cada vez más individualista, Colo-Colo nos recuerda la importancia de pertenecer, de compartir, de sentir que somos parte de algo que nos trasciende.

¿Qué sería de un partido sin esa hinchada que canta al unísono, sin esos abrazos entre desconocidos cuando se marca un gol, sin esa sensación de que, por 90 minutos, todos somos iguales? El fútbol, y en particular Colo-Colo, tiene el poder de convertir a extraños en hermanos, de transformar un estadio en un hogar.

Este centenario es también una oportunidad para reflexionar sobre los valores que nos unen. La garra, la pasión y la resiliencia que caracterizan al equipo son reflejo de un pueblo que no se rinde, que lucha contra las adversidades y que siempre encuentra motivos para celebrar. Colo-Colo no es solo un club; es un símbolo de la identidad chilena, un espejo en el que muchos nos vemos reflejados.

En estos 100 años, Colo-Colo ha sido testigo de cambios sociales, políticos y culturales en Chile. Ha sido un compañero fiel en los momentos de alegría y en los de tristeza. Y, a través de todo, ha mantenido viva la llama de la pasión por el fútbol. Por eso, celebrar este aniversario es celebrar lo que nos hace comunidad: esa capacidad de unirnos, de apoyarnos y de creer en algo juntos.

Que este centenario nos recuerde que, en un mundo lleno de divisiones, siempre hay algo que nos une. Y para los hinchas de Colo-Colo, ese algo es más que un club: es un sentimiento, una historia y un legado que seguirá vivo por muchos años más. ¡Felices 100 años, Colo-Colo! Gracias por enseñarnos que, cuando nos unimos, somos imbatibles.

Imagen: Delegación Gira 1927