Por Stephanie «Teffy» Díaz, panelista del ColoCoLeit.
El día de la madre suele ser una fecha donde nosotros, los hijos, nos regocijamos en torno al ser que nos dio la vida y nos ayudó a formarnos como personas.
La historia de Colo-Colo está llena de estas mujeres abnegadas, partiendo por doña Rosario Moraga, madre de los hermanos Arellano, quien apoyó desde el primer momento la rebelión que emprendieron sus hijos. De hecho, su casa fue la sede de las reuniones que construyeron el Club, y fue nombrada su «madrina espiritual». Si bien Rosario es la mujer más relevante de nuestra historia, está lejos de ser la única. Quiero destacar, por ejemplo, a aquellas que trabajan en Casa Alba, quienes muchas veces son madres de los chicos que llegan de regiones a perseguir su sueño. Son ellas las que le ponen cariño al almuerzo, las que preguntan cómo les fue en el partido, las que también ayudan a la formación de nuestros jugadores. El afecto, la preocupación, son parte importante del desarrollo de la juventud y no debe dejarse de lado.
Llama la atención que para este día nos deshagamos en elogios, fotos con largos textos y más para nuestras madres, pero también mandemos un saludo a nuestro archirrival “en su día”. ¿Cómo una palabra tan linda se usa para insultar? ¿En qué momento normalizamos esto y dejamos que se siguiera replicando por generaciones?
Somos todos responsables de esto. Quienes lo repiten, los que escuchan e ignoran, y aquellos que dicen “¡le dan color si es una palabra no más!”. El lenguaje crea realidades y la nuestra ya está marcada de mucha violencia. Debido a esto, la Comisión de Género del CSyD y la agrupación Sangre Altiva impulsaron una campaña para el partido ante Iquique, llamando a llevar globos rojos y levantarlos en el minuto 30. Si bien tuvo poca acogida, es un comienzo. Muchas mujeres se levantaron valientemente con carteles alusivos a la cultura de violencia de género y lienzos con consignas se desplegaron por distintos sectores del estadio.
El mundo está cambiando y nosotros como hinchas debemos sumarnos. Porque cada vez que usamos la palabra “madre” para denostar, también lo hacemos a nuestra mamá, hermana, hija, tía, vecina, etc. Debemos recurrir a nuestra creatividad y utilizar otras formas, que no incluyan lenguaje machista y violento para referirse al rival de turno.
Un muy feliz día a todas las madres colocolinas, y a las que no lo son también.
Foto: Sangre Altiva
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