Columna por Erick Zavala, panelista del ColoCoLeit.
¿Hasta cuándo? Eso es lo que todos, como hinchas, nos preguntamos. Aunque no sea solo un tema que toque al hincha del fútbol, es algo que como sociedad deberíamos preguntarnos. ¿Hasta cuándo creen que pueden decidir por nosotros? ¿Hasta cuándo coartan nuestras libertades?
Me da impotencia ver cómo, sistemáticamente, se han encargado de quitarnos el fútbol por sus propias limitaciones. Es fácil cargar siempre al hincha, a una bengala o una bandera. Decir que es el barra brava el único culpable de que la gente no vaya al estadio. Repetir hasta el cansancio que un bombo o un lienzo es la punta de lanza para acabar con los desórdenes y la delincuencia. Pero, ¿De verdad somos nosotros, los hinchas, los culpables? ¿Nadie quiere pensar que son ellos, los que gobiernan, los inoperantes que prefieren la ley del menor esfuerzo para tomar decisiones tan básicas como si la gente puede o no ir a un estadio a ver futbol?
No les ha bastado con alivianarse la pega reduciendo los aforos a una expresión ridícula. No les ha bastado permitir una revisión que están al borde de la legalidad para entrar a un estadio. No les ha bastado ser tan estúpidos que te quitan un paraguas cuando llueve, un bloqueador solar cuando el sol está asando los patos o hasta una simple manzana para esperar que empiece el partido. No les ha bastado no hacer NADA por una mejoría en el futbol chileno, porque seamos realistas, no han hecho nada. No les ha bastado porque ellos están en sus casas tomando té mientras nosotros aguantamos que nos saquen las zapatillas o los gorros. Somos nosotros los que nos cagamos de sed porque no podemos entrar una botella. Somos nosotros los que les pagamos una entrada para estar toda una semana insolados después de un partido a las 3 de la tarde. Somos nosotros los que nos bancamos la “experiencia” en lo que se convirtió ir al estadio. Ellos no. No saben. No entienden.
Y como no entienden y no les bastaba todo eso, tenían que ir mas allá. Asegurarse que todos supiéramos y reafirmarnos que son estúpidos. Tenían que permitir 500 entradas para hinchas colocolinos en un estadio de 23,000 personas. Eso ya es ridículo, pero aceptable. -No sería la primera vez ni los primeros que viviríamos esa situación-. Pero no, tenían que superarse, era necesario hacer que el hincha retirara sus entradas en la madrugada y era necesario imponerles un transporte para ir y volver. Pero eso tampoco era suficiente, porque al darse cuenta que su medida inicial era estúpida, no se dedicaron un segundo a intentar buscar una solución, lo mejor fue prohibir el público visitante. Porque es más rápido, más fácil, más barato.
Me da pena, me emputece, ver que siempre sea la gente, el hincha, el que tiene que pagar los platos rotos por la inoperancia de Estadio Seguro, las distintas gobernaciones y las S.A. Esta semana fue Colo-Colo, pero también ha sido la U, la Unión Española, Audax, etc. Porque no es solo el ingreso al estadio, es también que te pongan un partido a las 5 de la tarde de un día lunes. Es también que te den un aforo de 5000 personas en un estadio con mucha más capacidad. Es que se crean dueños de una de las únicas cosas que nos hacen sentir libres en este país: el fútbol. El fútbol es nuestro, es nuestro esfuerzo para pagar la entrada o una camiseta. El fútbol es nuestra vía de escape. Es nuestra rabia, nuestra alegría, nuestra pena y nuestra risa. No nos quieran quitar nuestra pasión, porque, aunque quieran, no podrán.
Solo pedimos que hagan la pega, pero que la hagan bien. No busquen el odio de las hinchadas para después escudarse en malos comportamientos y seguir “trabajando” en base a castigos.