De mal en peor / AI 1 – CC 1

Por Diego González, panelista de Olrai.

Prendimos la tele con confianza, con esa ingenua esperanza de niño chico, esperando que «ahora sí. Ahora nos levantamos de esta racha.»

La formación inicial no era muy diferente de la que fue a Rancagua, faltando Valdivia que se ganó amarilla en la VI región por reclamos. Pero queríamos ver una actitud diferente, al menos.

El partido estuvo muy parecido al de Rancagua en el primer tiempo, con llegadas más o menos tibias, pero nada de preocuparse.

Lo interesante (y lo terrible) fue en el segundo tiempo.

En primer luegar, un agarrón de camiseta en el área contra Lucas Ramón, que Esteban Efraín Paredes Quintanilla convirtió en su gol 210, acrecentando la leyenda.

Ahi empezó a notarse lo perdido que está el equipo y el cuerpo técnico. Héctor Tapia pasó de haber plantado 3 delanteros, a solo 1. Quizás no importa tanto la cantidad de delanteros, sino que la forma de juego, pero desde el minuto 75 se notó que la idea era cerrar el partido con un mezquino 0-1.

El equipo no quiso buscar o el técnico le dijo que dejara de hacerlo. Al recuperar la pelota con ventaja numérica, no había opciones en ataque para buscar el segundo, estaban todos en posiciones defensivas.

Jugarse esa opción de cerrar el partido, en vez de ir a buscar asegurarlo, fue muy riesgosa, porque a segundos del final, en una pelota bombeada nos hacen el empate y seguimos metidos en el hoyo. Las palabrotas de Orión, las manos en la cabeza de Zaldivia y la notoria frustración de Tapia resumen lo que han sido estos últimos 2 meses.

Nos hemos conformado mucho con la campaña de Libertadores y poco hemos hecho por tener una campaña nacional decente. Necesitamos como el oxígeno el puesto para Copa Internacional, porque jugar solo campeonato nacional es siempre inaceptable para Colo-Colo y le quita presión en cuanto a refuerzos a la dirigencia.

La forma de jugar de Colo-Colo recuerda a los peores momentos de esta década, cuando jugabamos con tierra, sin ideas, sin genialidades en la cancha, sin cabeza para mantener un resultado, pero este plantel es, sin duda, el mejor de esta misma década. ¿Qué pasa entonces? ¿El técnico, sabiendo que solo tendría 8 meses para hacer algo medianamente decente con el equipo, transformó el equipo que hace menos de 12 meses fue campeón en un equipo de medianía de tabla? ¿Son los jugadores los que vienen jugando con el vuelo de Libertadores, sin darse cuenta que hay que cerrar bien el año, para que la campaña Internacional no sea un oasis en el desierto? ¿Los refuerzos no rindieron?

Puede ser un poco de todo. Lo cierto es que vamos de mal en peor en esta senda. Hay que despertar AHORA.

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