[Transición 2017] Para ser sincero, al ver la formación que pondría Guede en Rancagua, se vinieron varios fantasmas. Fantasmas de improvisaciones, de ensayos, experimentos, jugadores en puestos que no manejan, errores, fracasos y un cuanto hay.

Después, al enterarse que la falta de delanteros se debía a un sinfín de emergencias, se entendía un poquito más la oncena titular. Paredes entre algodones, el rehén Rivero con la cabeza en otra parte, Salas recién fracturado de la nariz, Iván Morales con la selección y Andy Vilches aun no disponible. Está difícil arreglar ese naipe.

Rancagua siempre ha sido complicado. Y últimamente, titular con “Desastre en Rancagua” ha sido común cuando Colo-Colo visita la región del libertador. Sin embargo, este partido fue diferente.

La eventualidad obligó a tener un equipo muy compacto, con un mediocampo extremadamente poblado, donde el cacique pudo mover la pelota, quitar cuando correspondía y controlar en gran parte al local.

Estuvo bien el Murci más adelantado, sólido Orión de nuevo, auspiciosa la vuelta de Matías, muy bien Lupe jugando de Mono Pavez y Valdivia que desequilibra cada vez que se lo propone.

El empate rápido de los celestes luego del primer gol albo hizo pensar de nuevo en los fantasmas, pero Colo-Colo se reorganizó bien y mostró muchas, pero muchas ganas de ganar. El segundo gol, con los tres centrales en el área chica del rival y el golazo de Valdivia fueron símbolo de eso.

Ganamos un partido complicadísimo. Demostramos quién era el más capo. Ahora a descansar bien, que reposen los viejitos y que Valdivia se cuide de las amarillas, porque así como vamos, en la quinta fecha tendría su suspensión. Y nadie quiere eso.

O’Higgins 1 Colo-Colo 3. Orión; Matías, Almirante, Fermeza; Murci, LuzDivina, Serrucho, Brayan con A (Torta), Mago (Ramón), Uccellino, Volante del Amor (Efraín).